4. kuku-aktion

Streichhölzer // cerillas

Wie immer zeichnet sich langsam aber sicher der Umriss der 4. KUKUaktion ab.
Como siempre se perfila poco a poco el contorno de la 4. KUKUaktion.

Der Tag steht fest: der 01/01/2012.
La fecha está fijada: el 01/01/2012

Wie alle aus der Ferne mitmachen können, die nicht kommen, ist erklärt.
Está explicado como se  puede participar “a distancia”, para aquellos que están lejos…..

Was wir vor Ort machen wollen ist auch schon angedeutet: nämlich gemeinsam ein Labyrinth bauen.
También se ha dicho ya lo que vamos a hacer “in situ”: construir juntos un laberinto.

Auch das Baumaterial ist schon klar: Streichhölzer und regenbogenfarbige Knete.
El material de construcción está seleccionado: cerillas y plastilina en colores arco iris.

Warum ein Labyrinth…… ? Die Erklärung kommt noch.
¿Por qué un laberinto? Os lo  explicaré en breve.

Warum mit Streichhölzern….? Das erklär ich jetzt.
¿Por qué con cerillas? … Eso lo intentaré explicar ahora.

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Que en la época invernal  cualquier fuente de luz y calor cobre relevancia no sorprenderá a nadie. En mi tierra, a lo largo del invierno, la vela es un elemento de presencia y uso común y muy apreciado, ya no tanto por su aporte de luz, sino como un objeto que crea un ambiente cálido y acogedor. El tradicional árbol de Navidad está cubierto de delgadas velas rojas,  blancas o de color miel, que se sujetan mediante soportes metálicos a modo de pinza, nada de cadenas de luces, nada de agitadas intermitencias, y es también muy habitual tener un candelabro a mano, o encender unas velitas de té a las cuatro de la tarde, cuando la luz natural poco a poco se despide hasta el día siguiente y el frío y la oscuridad ganan la batalla. Costumbres, recuerdos……. El recuerdo también a un cuento que desde muy pequeña me ha impresionado, un cuento típicamente navideño, en el que las cerillas cobran protagonismo, las cerillas y los deseos, la imaginación y la fé, aunque esta última para mí siempre ha sido la menos significativa, por lo que solíaa quedarme a tres frases del final del cuento.

¿Cómo se titula este cuento? Quizá ya lo imagináis….. Es “La vendedora de fosforos” de Hans Christian Andersen, uno de mis autores de cuentos favoritos.

Gracias al Google he encontrado 3 versiones distintos que comparto aquí para “crear ambiente”…..

El texto del cuento traducido al español;

una versión del cuento recitada en alemán por Hans Paetsch

y una preciosa película muda alemana de 1928 con subtítulos en francés.

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Dass gerade in der Winterzeit jeder Licht- und Wärmequelle eine gewisse Bedeutung beigemessen wird, verwundert sicherlich niemanden. Kerzen sind bei uns in Deutschland keine Seltenheit und hoch geschätzt, nicht nur weil sie Licht spenden, sondern weil sie darüber hinaus für Wärme und Gemütlichkeit stehen. Der traditionelle Weihnachtsbaum ist bestückt mit roten, weissen oder honigfarbenen schlanken Kerzen, die mithilfe der klammerartigen Halter an den  Zweigen des Baumes befestigt werden; da ist kein Raum für hektisch blinkende Lichterketten. Kerzenständer oder Teelichter sind immer in Reichweite, nicht nur aber vor allem im Winter, wenn ab vier Uhr nachmittags Kälte und Dunkelheit um sich greifen. Gewohnheiten, Erinnerungen……. Auch die Erinnerung an ein Märchen,  das mich schon als kleines Mädchen tief beeindruckt hat, ein typisches Weihnachtsmärchen, in dem Streichhölzer eine entscheidende Rolle spielen, Streichhölzer und Wünsche, und Fantasien und der Glaube, obwohl letzterer für mich immer recht unrelevant war und geblieben ist, weshalb das Märchen für mich immer drei Sätze vor seinem wirklichen Ende aufhörte, weil ich nicht mehr zuhörte.

Wie dieses Märchen heisst? Ihr habt es bestimmt schon erraten….. Es ist “Das Mädchen mit den Schwefelhölzchen” von Hans Christian Andersen, einer meiner Lieblingsschriftsteller in Sachen Märchen.

Dank Google hab ich drei recht unterschiedliche Versionen gefunden, die ich gerne mit euch teilen wollte, damit wir alle so langsam  in Stimmung zu kommen …..

El texto del cuento traducido al español;

una versión del cuento recitada en alemán por Hans Paetsch

y una preciosa película muda alemana de 1928 con subtítulos en francés.

Der Text in einer spanischen Übersetzung;

Die  Versión “Das kleine Mädchen mit den Schwefelhölzern” von Hans Christian Andersen (1805-1875) gelesen von Hans Paetsch (1909-2002).

Ein deutscher Stummfilm aus dem Jahre 1928 mit französischen Untertiteln.

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ES

Hans Christian Andersen

La vendedora de fósforos

¡Qué frío tan atroz! Caía la nieve, y la noche se venía encima. Era el día de Nochebuena. En medio del frío y de la oscuridad, una pobre niña pasó por la calle con la cabeza y los pies desnuditos.

Tenía, en verdad, zapatos cuando salió de su casa; pero no le habían servido mucho tiempo. Eran unas zapatillas enormes que su madre ya había usado: tan grandes, que la niña las perdió al apresurarse a atravesar la calle para que no la pisasen los carruajes que iban en direcciones opuestas.

La niña caminaba, pues, con los piececitos desnudos, que estaban rojos y azules del frío; llevaba en el delantal, que era muy viejo, algunas docenas de cajas de fósforos y tenía en la mano una de ellas como muestra. Era muy mal día: ningún comprador se había presentado, y, por consiguiente, la niña no había ganado ni un céntimo. Tenía mucha hambre, mucho frío y muy mísero aspecto. ¡Pobre niña! Los copos de nieve se posaban en sus largos cabellos rubios, que le caían en preciosos bucles sobre el cuello; pero no pensaba en sus cabellos. Veía bullir las luces a través de las ventanas; el olor de los asados se percibía por todas partes. Era el día de Nochebuena, y en esta festividad pensaba la infeliz niña.

Se sentó en una plazoleta, y se acurrucó en un rincón entre dos casas. El frío se apoderaba de ella y entumecía sus miembros; pero no se atrevía a presentarse en su casa; volvía con todos los fósforos y sin una sola moneda. Su madrastra la maltrataría, y, además, en su casa hacía también mucho frío. Vivían bajo el tejado y el viento soplaba allí con furia, aunque las mayores aberturas habían sido tapadas con paja y trapos viejos. Sus manecitas estaban casi yertas de frío. ¡Ah! ¡Cuánto placer le causaría calentarse con una cerillita! ¡Si se atreviera a sacar una sola de la caja, a frotarla en la pared y a calentarse los dedos! Sacó una. ¡Rich! ¡Cómo alumbraba y cómo ardía! Despedía una llama clara y caliente como la de una velita cuando la rodeó con su mano. ¡Qué luz tan hermosa! Creía la niña que estaba sentada en una gran chimenea de hierro, adornada con bolas y cubierta con una capa de latón reluciente. ¡Ardía el fuego allí de un modo tan hermoso! ¡Calentaba tan bien!

Pero todo acaba en el mundo. La niña extendió sus piececillos para calentarlos también; más la llama se apagó: ya no le quedaba a la niña en la mano más que un pedacito de cerilla. Frotó otra, que ardió y brilló como la primera; y allí donde la luz cayó sobre la pared, se hizo tan transparente como una gasa. La niña creyó ver una habitación en que la mesa estaba cubierta por un blanco mantel resplandeciente con finas porcelanas, y sobre el cual un pavo asado y relleno de trufas exhalaba un perfume delicioso. ¡Oh sorpresa! ¡Oh felicidad! De pronto tuvo la ilusión de que el ave saltaba de su plato sobre el pavimento con el tenedor y el cuchillo clavados en la pechuga, y rodaba hasta llegar a sus piececitos. Pero la segunda cerilla se apagó, y no vio ante sí más que la pared impenetrable y fría.

Encendió un nuevo fósforo. Creyó entonces verse sentada cerca de un magnífico nacimiento: era más rico y mayor que todos los que había visto en aquellos días en el escaparate de los más ricos comercios. Mil luces ardían en los arbolillos; los pastores y zagalas parecían moverse y sonreír a la niña. Esta, embelesada, levantó entonces las dos manos, y el fósforo se apagó. Todas las luces del nacimiento se elevaron, y comprendió entonces que no eran más que estrellas. Una de ellas pasó trazando una línea de fuego en el cielo.

-Esto quiere decir que alguien ha muerto- pensó la niña; porque su abuelita, que era la única que había sido buena para ella, pero que ya no existía, le había dicho muchas veces: “Cuando cae una estrella, es que un alma sube hasta el trono de Dios”.

Todavía frotó la niña otro fósforo en la pared, y creyó ver una gran luz, en medio de la cual estaba su abuela en pie y con un aspecto sublime y radiante.

-¡Abuelita!- gritó la niña-. ¡Llévame contigo! ¡Cuando se apague el fósforo, sé muy bien que ya no te veré más! ¡Desaparecerás como la chimenea de hierro, como el ave asada y como el hermoso nacimiento!

Después se atrevió a frotar el resto de la caja, porque quería conservar la ilusión de que veía a su abuelita, y los fósforos esparcieron una claridad vivísima. Nunca la abuela le había parecido tan grande ni tan hermosa. Cogió a la niña bajo el brazo, y las dos se elevaron en medio de la luz hasta un sitio tan elevado, que allí no hacía frío, ni se sentía hambre, ni tristeza: hasta el trono de Dios.

Cuando llegó el nuevo día seguía sentada la niña entre las dos casas, con las mejillas rojas y la sonrisa en los labios. ¡Muerta, muerta de frío en la Nochebuena! El sol iluminó a aquel tierno ser sentado allí con las cajas de cerillas, de las cuales una había ardido por completo.

-¡Ha querido calentarse la pobrecita!- dijo alguien.

Pero nadie pudo saber las hermosas cosas que había visto, ni en medio de qué resplandor había entrado con su anciana abuela en el reino de los cielos.

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DE

“Das kleine Mädchen mit den Schwefelhölzern” von Hans Christian Andersen (1805-1875) gelesen von Hans Paetsch (1909-2002).

hier // aquí

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FR

hier  // aquí

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Soweit zu den Streichhölzern. Im nächsten Post geht es ums Labyrinth.

Hasta aquí lo que queremos compartir acerca de las cerillas. En la próxima entrada de blog explicaré el por qué del laberinto.

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Nächste Seite: Labyrinthe (1)
página siguiente: laberintos (1)

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Una respuesta a 4. kuku-aktion

  1. belen dijo:

    Que bonito,me emociona ver y oir,felicidades.

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